El modelo de gestión de nuestro centro es un modelo de atención a nuestros mayores centrado en la atención de la persona, que garantiza el respeto de los derechos fundamentales de éstos, como son la libertad y la dignidad de la persona, y que en definitiva es un modelo de cuidado basado en la calidad de vida de los ancianos.

 

La residencia presta un conjunto de servicios de acogimiento residencial, con carácter permanente o temporal, de asistencia integral en las actividades de las personas mayores que no tienen un grado de autonomía suficiente para realizar las actividades de la vida diaria y que necesitan supervisión constante y que tienen una situación socio-familiar que requiere la sustitución del hogar.

En congruencia con ello, estamos trabajando en la modificación de nuestro modelo de gestión, centrándolo aún, si más cabe, en la atención personalizada, para lo cual nuestras nuevas líneas de trabajo, a nivel interdisciplinar e involucrando a todo el personal del centro, se encaminan a racionalizar y eliminar las sujeciones físicas a medio plazo, apostando por una residencia libre de ellas. Se trata de un proyecto con el que se pretende preservar la dignidad y proteger la integridad de los residentes ofreciéndoles los mejores servicios y cuidados a lo largo de las diferentes fases de su vida.

El uso de las sujeciones en su momento pretendía prevenir situaciones de riesgo en determinados tipos de pacientes. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha demostrado que su utilización acarrea algunos problemas y que disminuye la calidad de vida de la persona: aparición de úlceras por presión, incontinencia, trastornos conductuales, inmovilidad, atrofia muscular, etc.

El método de trabajo incluye formación para todo el personal y un plan de acciones multidisciplinar. En primer lugar se realiza un análisis exhaustivo de la situación de cada persona, porque la diversidad de los casos requiere de una planificación previa para determinar qué consecuencias ha tenido el uso de sujeciones y cuáles serán los efectos de su eliminación, con el apoyo de las familias que han de ser puntualmente informadas sobre las claves del proyecto y las distintas fases del mismo.

Una vez que se han retirado las sujeciones, se lleva a cabo un seguimiento para evaluar si la persona necesita ayudas adicionales como fisioterapia personalizada, terapias no farmacológicas, retirada de la medicación neuroléptica o la adquisición de recursos técnicos como sensores de movimiento o caídas.

En otros centros en que ya se ha implantado este proyecto, el paso del tiempo ha demostrado que, obteniendo todos los beneficios de la eliminación de las sujeciones,  no ha aumentado el número de caídas que sufren los residentes y que se mantienen en la cifra de aquellas que tienen consecuencias más graves, como fracturas o traumatismos cráneo-encefálicos. Incluso, se ha comprobado que en los centros sin sujeciones se respira un ambiente calmado, apacible, donde tanto residentes como trabajadores se sienten cómodos. Un cambio de cultura que incluye la personalización de la atención al residente.