El objetivo a alcanzar con el ejercicio físico en las personas mayores es el de una carrera para ralentizar los síntomas y efectos de las enfermedades degenerativas que acompañan a los usuarios de las residencias de la tercera edad.

Los objetivos de las actividades físicas no se plantean como metas a las que llegar, sino acciones que realizar para prolongar lo máximo posible la autonomía e independencia de las personas, así como la mayor salud emocional y calidad de vida posible de las personas para y con las que trabajamos.

El ejercicio físico en las personas mayores se aborda desde dos ámbitos diferentes:

1) El mantenimiento de las funciones físicas en las áreas de la vida cotidiana y en la inserción social, desarrollado por parte de cada profesional (fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, auxiliares, y demás personal técnico), que permita a nuestros mayores continuar sintiéndose activos y útiles, como por ejemplo, actividades de laborterapia, el huerto, etc…

2) La rehabilitación: facilitación de la recuperación, en la medida de lo posible en cada caso, de la movilidad y de la autonomía, y la recuperación de las relaciones sociales después de la salida de una fase aguda de enfermedad.


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